Durante los días 16, 17 y 18 de diciembre las alumnas de bachillerato y también educadoras del centro Juniors de nuestra parroquia, María López y Carme Martínez, participaron en una experiencia de voluntariado misionero. La experiencia fue en San Isidro de Níjar, una pequeña localidad de Almería donde malviven en asentamientos de chabolas miles de inmigrantes subsaharianos que trabajan en los invernaderos. Allí vive también una comunidad de religiosas Mercedarias que llevan a cabo infinidad de proyectos para mejorar la situación de estas personas y devolverles la dignidad. Estas religiosas reciben constantemente a grupos de jóvenes que quieren conocer la realidad y colaborar con ellas.

A pesar del mal tiempo y de lo mucho que llovió durante todo el fin de semana fueron unos días muy provechosos. Llegamos a San Isidro el viernes por la noche y nada más llegar ya nos pusimos manos a la obra descargando tres furgonetas con ayuda humanitaria que llegaban desde Sevilla. 

El sábado por la mañana, junto a voluntarios de la ONG Proclade, del colegio de los claretianos de Sevilla, ayudamos en la elaboración de las 600 bolsas de alimentos que se repartirían el día de nochebuena a los inmigrantes. Por la tarde, visitamos algunos de los asentamientos y tuvimos la oportunidad de entrar en algunas de las "casas" y compartir con ellos un rato, en el que conocimos su historia y las condiciones en las que viven. Por la noche, cenamos junto a algunos jóvenes de Mali, Burkina Faso y Costa de Marfil, quienes nos contaron sus historias: cómo salieron de sus países por culpa de las guerras, el viaje en patera hasta España y todas las penurias que han pasado desde que llegaron a nuestro país. Sin duda, escuchar en directo sus historias fue una gran lección de vida que nunca olvidaremos. 

El domingo por la mañana asistimos a la celebración de la eucaristía y tras despedirnos de las hermanas emprendimos el viaje de vuelta a casa, antes de los previsto debido al mal tiempo.

Fue una gran experiencia, una gran oportunidad para conocer un trocito de África que tenemos muy cerca. "Después de ver esto mi vida no puede ser igual", es lo que decía Carme a la vuelta de la experiencia. Para mí, fue todo un regalo poder compartir con ellas ese fin de semana. Ojalá tengamos la oportunidad de que más alumnos vivan esta experiencia.

                                                          Mireia García, Profesora Religión Eso y Bachillerato